a donde mi mirada a penas
acaricia el perfil de tu figura
mi corazón te acompaña
y mi alma se ensancha alborozada
en comunidad profunda.
A donde no llega mi verbo
a donde no llegan mis palabras
allí brotará encendida la comunión
de nuestra alma vida
a donde no lleguen mis palabras
allí estará mi corazón junto al tuyo.
A donde no llega mi verbo
a donde no llegan mis palabras
allí brotará encendida la comunión
de nuestra alma vida
a donde no lleguen mis palabras
allí estará mi corazón junto al tuyo.
¡Ven aquí, alma mía!
Unámonos para siempre.
Allí llega la voz interna
de nuestra divina armonía
la comunión espiritual de las almas
haciéndose una sola, tan solo una.
(Bhanzy, aprox. 1990)
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