Un cuento de honestidad
La flor de la honestidad
Hace muchos años, en China, vivía un príncipe joven, apuesto y valiente. En poco tiempo sería coronado emperador, pero para ello debía estar casado. Entonces se organizó un concurso entre las muchachas de la corte: el príncipe les impondría un desafío y aquella que lo resolviera mejor sería su esposa.
Una de las criadas del palacio tenía una hija que estaba profundamente enamorada del príncipe. La muchacha decidió participar del concurso.
Cuando finalmente llegó el día, la joven fue al palacio. Las muchachas más importantes del reino estaban allí. Entonces, el príncipe anunció el desafío: “Daré una semilla a cada una de ustedes. Aquella que, en seis meses, me traiga la flor más bella, será mi esposa”.
La humilde jovencita cuidó su semilla día y noche, con amor y paciencia. Pero pasaron seis meses y nada brotó. Cuando la muchacha se presentó en el palacio, muy afligida, vio que ya estaban todas las damas, cada una con su flor.
El príncipe las observó atentamente. Luego dijo:
- Me casaré con la joven sin flor.
Junto al feliz asombro de la muchacha, un murmullo de desaprobación inundó la sala, pero el príncipe replicó:
- Es la única que merece ser emperatriz de China, pues fue la única honesta: todas las semillas eran estériles.
El príncipe y la joven se casaron y fueron felices por siempre.
Cuento tradicional chino
Autor anónimo
Fuente: https://sistemas.cgever.gob.mx/2015/pdf/3%20HISTORIAS%20DE%20HONESTIDAD.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario